Entra hermano, sin llave está mi puerta.
Mi mesa está servida,
está mi vino fresco
y el corazón, caliente.
La luna anoche, llena ,
en preludio de soles
me adelantaba en grillos
tus trinos y colores.
Hoy hay mesa completa,
está tu voz, tu presencia,
el sol llena la sala,
hoy no valen mis dioses
y menos mis creencias.
Sólo el pan compartido
en risa franca, abierta,
al igual que mi casa,
de par en par sus puertas.
En lengua universal,
el pan y el vino hermanan,
y en mi redonda mesa
si tienes frente limpia,
hallarás sin buscarlo,
mi corazón; al centro.