Herrero

Seudónimo SIRIO

Con el canto vibrante de su yunque ,
Lanza al viento el misterio de la chispa.
Y ese aliento arisco de los montes,
Se retuerce en el humo de la fragua.

Cuando el hierro, en vivo rojo blanco
Ya se entrega al capricho de la forma,
Hay un brillo de conquista en su mirada,
Con reflejos de carbones revividos.

Con la chispa niña del sol nuevo,
Encendían su vuelo los carbones
Y el metálico ritmo del martillo
Machacaba el silencio hasta la siesta.

En la tarde, tras cenizas veladoras,
La fragua despertaba su ojo rojo.
Y de nuevo, el ritmo de los hierros
Machacaba al cansancio renovado.

Siendo niño, fueron mi padre y mi madre
Directores del acústico concierto.
Con repiques cantarinos y porfiados,
Repetían ese himno en fuego y humo.

Tengo un alma rebosante en chispa viva
Desde entonces, marcando un rumbo cierto;
Cada fuego me reaviva fuegos viejos,
Del amor, en la lucha por la vida.