Señales

Seudónimo: Equis

Quería tan solo vivir aquello que tendia a brotar espontáneamente de mi, por que habría de serme tan difícil.
H. Hesse

A todos nos crecieron las manos y los ojos para trabajar y desear lo que existe.
P. Neruda

Y hubo un día en que el acá se hizo allá y viceversa
El autor

Cerro la puerta del edificio de Noelia de Noelia bue con un algo de tristeza.
Iría a su casa Su casa.. una húmeda habitación de una pensión en la Ciudad Vieja compartida con tres viejos a quienes ni microscópicamente concebía compañeros en ese sempiterno peregrineo a que se resume la vida… Y bueno.
Ellos no estarían cuando llegara. Luego trataría de sentirse mejor. Escucharía al desinhibido Robert Zimmerman. El mismo del paseo de la desolación, transeúnte de la dura Nueva York, y quien cantara en lugar exótico dos horas a cambio de piezas de ajedrez, otro muchacho de los expulsados al mar en otro entonces. Si, su voz, su armónica, sus autopistas, sus guitarras, estarían bien. Sebastián tenia sus manos fuertes para sobrevivir hasta que llego aquello. De pronto, chau laburo entraba al seguro a los bolsillos aquellas.
Y ahora que Sebastián..
Nació en Vergara Era el segundo de cuatro hermanos. La madre era maestra.
Había realizado su carrera cargando dos hijos.. Iván y el. Los padres de ella fueron propietarios de algunas cuadras de campo, allá, tiempo gordo, pero luego enflaquecido por cuestiones que no entendían, vendidos al postor aparecido vaya a saber que especulación panteón de cerdos guineanos, mina de uranoide, sitio energético.
Su padre era huérfano. Desapareció un dia. Se las tomo por un trabajo o por una desesperación de hombre acorralado. Ellos eran muy pequeños. Siguiendo con Sebastián, curso primaria en la cincuenta, por la que nunca sintió gran afecto, eso de levantar la mano, de pasar al pizarron, de ba be bi bo bu, de memorizar cosas negra, de estar sentado al lado de la maestra Severa… eran demasiado para un niño que quería investigar el campo, el Parao, los animales, los mejores sitios para la pesca…Paso acreditado con el calificativo de B, actuación aceptable, niño tranquilo a pesar de querer agradar a sus compañeros. Así, así, resumidamente, llego a la secundaria, asignatura que tampoco fuera crucial a los intereses de su vida.
Mas allí reconoció a su hermano en muchachez. Y esta era muchas cosas.. eran poesías graffittis impostadas en los patios, eran guitarras un par de acordes y canciones sui
generis, eran la radio y las melodías sin fronteras, eran Luisa y su pelo rubio por la espalda, eran pasillos y muchachas risueñas llenas de palabras, de reivindicaciones ingenuas, eran claro, su pelo rubio y su jopo y sus lentes de miope.

El era ese Joao defiende pequenos ese Dimitri, pleno de rebeldía y vigor, ese Alexei, integro de fe, ese Damián que tanto solía citar y que determinara un tanto su devenir.
Ah. Abraxas. Y no conocerlo era lo mejor que le sucedía.
Pero un día Iván creyó ahogarse en algo sin sonidos ni colores ni nada, un conocimiento retorciéndosele en las entrañas como una rata allí dispuesta, una percepción inefable y por ende, instranmitible. Escribió una carta y como Juan de Dios puso fin a su vida con las cápsulas de un rifle en la cabeza. El dolor la angustia, las sensaciones de Sebastián serian inenarrables hasta para el mismo, quizá. Se concentro en el abismo de las horas de rincón Se afogo en un letargo de portátiles y baúles de recuerdos cartas, canciones preferidas, cassettes… Se replegó a una carta salpicada de gotas de sangre, de sus gotas de sangre. Y sin embargo, aquel siguió viviendo en los sueños, en los diálogos de almohada, en la vida sin puertos seguros donde esperaba pacientemente su imagen como viva. Luego, conoció a Luisa una rubia muy sentimental y el horizonte semejo una claridad engañosa como ella. Entonces, la sonrisa, las caricias, las noches caminando en torno al breve puente, las charlas de los interno afuera. Un corazón doblaba a primavera por cursi que parezcan los añosos símiles. Y concluyo o, al menos, acallose su tanir con el fin del liceo para ella y un pasaje para la capi, para la universidad. Duelo. Otra vez solo. Conoció a una muchacha que le enseño a que lucha jugaban dos cuerpos desnudos en una cama, que le oyó sus desamparos, que pobre nunca supo ser querida. Convivieron un ano y medio. La rutina y el desencanto le pegaban bajo.
Evidentemente, ella no era su sueno. Este asunto termina con algunas palabrotas y con la mira de hallar padre. Los rastros le indicaban un lugar.. Montevideo. Allí fue.. otro lugar otro tiempo de muy otra realidad. Tras un mes de búsqueda, no lo hallo.
Pero en los días siguientes, al fin. Era un capataz de construcción con quien hallo jamás afinidad alguna, aunque le facilito algo que no fue poco.. un trabajo. Allí conocería a dos grandes amigos, dos referentes y, al acompasarse con el tiempo, amigos.. Carlos y Daniel.
Dos muchachos, dos fuentes de palabras avispa, estudiantes, anda calles, hurgadores netos. Uno insano encuentra razón. Otro iluso busca amor. Y por esos túneles tanteo los suyos como minero apasionado por la beta. Encontró a Luisa, vale decir, un acecho delirante de Luisa. Tiempos de cuestionarse y adolecer. Cayo el antifaz de aquella. Fue por su vida entre tropiezos en el patio escolar, entre frases de su hermano, entre un cuaderno de poemas oscuros. Tiempo de clausura. Y ahora entonces regreso con los amigos. A acompañarlos en sus nocturnos vinos y recitales, en sus atardeceres de mate y cana con batía, en sus veladas musicales con velas y mujercitas curiosas como gatas, en sus domingos de mesa o de plazas, en lo surrealista de aquel ciento uno de la Aguada…
Andar por otro tiempo de signos femino fugaces. Y dale, al fin, el sol.. Noelia, estudiante treintaitresina, persona genuina en su existir lo acredita el autor. Como en toda receta casera hay disputas, llantos, preocupaciones, ocupaciones, sopas, tartas de zapallitos, vinos, licuados, me voy, no, si, esta bien, pizza, tele, calefón, amigos, planes desplanes, risas, verano, invierno, soles,… Mas es ella y es el.. Son. En este momento de la historia es donde debemos continuar lo que nadie nos pidió que iniciáramos. Es el cruce, el cruce difícil en un camino donde los personajes personas parecen no tener historia. Y si, tan ocupados en una estadística, tan comprendidos por la red no.
Al llegar a la esquina de Andes y Colonia, se detuvo semáforo amarillo. Recordó a Daniel los ojos abiertos en el mundo ciego. Una rebeldía nomás u otra forma de ceguera. Pobres muchachos. Pues dime tu hipócrita lector que videncia sacarías observando, reflexionando, oliendo… de un universo limitado por las decisiones de un par de listos y que aclaremos no son teóricas nada de eso.. pura acción. Varios presidentes, por ejemplo, se reúnen para repartir la ganancia que dejara tal guerra. Que les importan las declaraciones de un Jean Piaget.. de poetas provincianos afanados por el tópico de pastores rosarios peregrinando de aquí para allá. Que les importa el pasado sino como estrategia de acción, un sedante, una psicosis, un nuevo manicomio. Que las marchas, un foro social mundial, una intersocial, un escrache. Chistes, puros chistes que la gente necesita se dicen y si la cosa se pone brava mandamos los peones de la guerra y isto.. una macaneada, mover un peón. Que el que un viejo profesor escriba a una humanidad que estos pobres bichos –nosotros- deben descubrir oto fuego para salvar este mundo candidato a edén de cucarachas. Ruego disculpen este exceso. Uno a veces… el autor –como todos-. A pesar de, cree que esta vida importa mas que un bledo, que la lucha cotidiana por el sustento, por la dignidad, es mas importante que caerse otra vez en el mismo lodo, que, sin pedirlo, esta aquí entre personas aunque la olivetti salpique no se que liquido. Suficiente.
Al llegar a Andes y Colonia y recordar los ojos …, se dijo Si, pero los ojos abiertos para mi, Daniel, porque si no podes verte vos mismo como podes ver afuera. Me diarias que no necesitas verte, que uno es, y ya te he visto tantas veces ser y no precisamente el mismo. Entonces me dirías.. Eso es. Bien, bien, dejémoslo por ahí…
Igual se que vos entendés que casi todo el tiempo los pensamientos nos llevan a los mismos sucesos como los pájaros a su nido, como si nuestra mente se compusiera de una sola neurona y en ella se ovillaran hebras aparentemente ajenas. Entiendes que yo vuelva al cuarto que antes compartí con mi hermano y lo encuentre allí, sentado frente al escritorio, risueño con su jopo dorado bajándosele por el rostro, escudriñándome sanamente a través de sus fondos de botella en su miopía. Y que yo le cuente mis cosas… Que le cuente, por ejemplo, de mi relación con Noelia, la mejor persona que haya encontrado el destino o el camino para cruzárseme y compartir este anda, este duro y bello andar. Noelia, sus grandes ojos marrones, sus fiestas de tarde y blancor, su mar de lagrimas como pequeña mujer, su duende de cocina… O de cómo me siento ahora, sin trabajo y sin perspectivas de conseguirlo, en medio de un seguro que, seguro, se va a terminar ya van mis monedas las ultimas, a la cola de la mañana y que las puertas comiencen a cerrarse y de nada me valga que Dylan me aconseje tocarles el timbre a quienes corresponde en este mundo político. Y que esto signifique mandarme mudar y ni siquiera me cabe el sueno americano de piojo resucitado, si nunca tuve pasaporte a mi ciudad natal donde todo parece detenido desde hace un tiempo.. los amigos en su bar, la familia en su incomunicación, cada quien a su puesto, el club con su pool, sus fiestas, si viveza, las horas de hastió igual que anteayer, la ruta con sus señales, sus automóviles, el loco mateando en la plaza, los niños en la escuela, los jóvenes al liceo todo el libreto es igual dos palabras en la misma situación un lugar y su gente en la misma condicion la lluvia cae… Y que mi hermano no sepa que decirme sino darme un abrazo y un es mas importante quedarse y llore/mos porque ese abrazarse podría podría … podria/mos. Bueno, entendes que camine y camine como sin darme cuenta que la gente sigue apurada como yo, que hay mas vagabundos y cuida coches, que el gremio de los vendedores del bondi siga pidiendo Dignidad por su producto, que hay en definitiva, predestinaciones y que los señalados en su natalicio no sepan ver si están indizados y por quien, que en ese boliche las personas sepan reír y hacer comentarios diversos, que estos salgan de la iglesia de los milagros sin pan pero mas sonrientes, que la calle este tan peligrosa, que sirviendo a la sociedad acelere al doblar esa esquina para frenar a esos vendedores de marihuana mientras que en una casa del Prado varios reparten unos gramos de cocaína a neopoliticos de plataforma movediza o no, que, como alguien dijo, se continué esta tradición.. al desgraciado se le condena lo que en otros se halaga. Que entendes que, a veces, uno, en su occidental delirio, pretenda ser el bosque, el lobo y las ovejitas, mas sienta estar dentro de un estomago inmenso pasando hambre y frío muchas veces. Que ese segundo nacer a la vida sea una patada en la mandíbula pero que están Natalia, vos, los amigos, el darno, Cabrera, dino… Que entendes que yo prefiera estar bien ahora, bajo la dura lluvia en Bob Dylan.. caminando… caminando.. La luz del semáforo verdeció. Cruzo la calle, lentamente, vacio de dialogo. Ya en el otro lado, planchas 1 le abordaron, uno por delante y otro por el costado. Violentamente lo pusieron contra la pared, gritándole susurradamente..
-Dale, quietito, porque te corto
-Dale,dale, la guita, cofla
Sebastián estaba enmudecido por la sorpresa, el miedo y algo que le punzaba el abdomen.
-No hagas ruido. Rapido, dale, la tagui
-Que sos valiente dijo uno mientras presionaba la navaja con fuerza.
El dolor fue tanto que lo estimulo a empujarlo. Aquel perdió el equilibrio. Sebastián lo ayudo con un puno en la boca que sangro y Aaaggg sintio su espalda quebrarse…. AAAggg… otra vez y cayo al piso manchándolo.
El mundo se le iba en un resuello. El plancha caído se levanto y comenzó a patearle la cabeza..
-Hijoputa hijoputa Algunos transeúntes apurados, el semáforo en amarillo, los planchas corriendo tras quitarle la billetera, un cutcsa supercargado, los focos de los autos, los marrones de Noelia, el sabor de la vida en la boca, resumieron la agonia

La cama un sudario. El cuarto asunto de niebla. Tres de la madrugada.
Fue al bano a lavarse ese sabor onírico.
Volvio.
No podia dormirse.
Noelia dormia desnuda.
Sentado en la cama, los futuros previsibles le arrugaron el pensamiento, pero no quiso que el engranaje volviera a defuncionarlo.
Miro la espalda de su compa;era. Se le acerco y la recorrio apenas con sus dedos, una y otra vez.
Ella desperto.

Se miraron a los ojos.